El jesuita alemán Karl Rahner, escribió en algún momento de su vida: «Cuando decimos ‘es Navidad’ estamos diciendo: ‘Dios ha dicho al mundo su última, más profunda y hermosa Palabra hecha carne’ […] Y esta Palabra significa: os amo a ti, mundo, y a vosotros, seres humanos».

Noel Alvarez ciudades de sal

Noel Álvarez*  @alvareznv

Es importante conocer la historia para no repetir sus errores. Cuenta la leyenda que durante el desarrollo de la II Guerra Mundial, en una trinchera de la ciudad rusa de Stalingrado, se encontró un plano arrugado, en su reverso, un soldado teutón había escrito este mensaje de esperanza: “Navidades de 1942: luz, vida, amor”. En medio del frío invierno, rodeado de muerte y destrucción, contemplando la barbarie producida por los seres humanos, aquel esperanzado combatiente, aún creía que la Navidad podía ser el advenimiento de un mundo mejor.

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En esa Nochebuena de 1942, se produjo un hecho inusual. A causa del asedio que las tropas alemanas mantenían sobre la ciudad de Stalingrado, defendida por el ejército soviético, las municiones y bastimentos comenzaron a escasear en la parte defensora. Dicen que este fue uno de los más duros inviernos que se recuerde y ellos, ya casi no tenían leña para quemar. La moral de los soviéticos estaba muy baja y las deserciones eran constantes. Para inyectar ánimo a sus soldados, el alto mando soviético ordenó que se reclutara a los músicos más importantes de la URSS para regalarles un gran concierto navideño, al aire libre. En el centro de la ciudad colocaron unos enormes altavoces para que la música resonara por todos los rincones.

noche de paz

Allí llegaron actores, músicos y bailarinas, y entre estos artistas se encontraba el joven violinista Boris Goldstein, quien se alejó del grupo para dirigirse a las trincheras a fin de curiosear sobre las condiciones en que vivían los soldados. El violinista ruso quedó impactado. Nunca había visto un campo de batalla con tanta muerte y desolación como el de Stalingrado. Casi todo estaba destruido por las bombas y la artillería; junto a los cadáveres de los soldados que yacían en el suelo, le horrorizó ver muchos esqueletos de caballos que habían sido literalmente «devorados» por las hambrientas tropas.

Todo este horrendo paisaje conmovió de tal manera a Goldstein, que se inspiró como nunca y tocó magistralmente su violín para los soldados soviéticos. Empezó interpretando canciones típicas del folclore popular ruso, ya que el alto mando había prohibido tocar melodías extranjeras. En un momento de su interpretación, Goldstein hizo caso omiso de las órdenes y empezó a tocar piezas navideñas del compositor alemán Johann Sebastián Bach. Las melodías que interpretaba con su violín también podían ser escuchadas en las trincheras alemanas por el efecto de los altavoces, y de repente, como si de un milagro se tratara, cesaron los disparos y la artillería. En medio de aquel silencio sepulcral, solo se escuchaban las notas desgarradoras del violín.

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Cuando el violinista culminó su interpretación, un gran silencio se apoderó de las tropas soviéticas, y desde otro altavoz situado en las trincheras alemanas, se escuchó una voz vacilante que en un deficiente ruso pidió: “Por favor, toquen algo más de Bach. Que nosotros haremos un alto al fuego”. El mando soviético aceptó la petición y Goldstein volvió a tomar su violín e interpretó un Gavotte de Bach. En ese momento, los técnicos alemanes acoplaron sus micrófonos para que la música pudiera oírse con mayor nitidez.

Muchos soldados alemanes terminaron cantando el “O Tannenbaum”, típico villancico germano, y algunos rusos ortodoxos, clandestinamente, también cantaron algunas canciones típicas. En Stalingrado se produjo una tregua de hora y media. Durante ese lapso, en el infierno de la peor batalla de la historia, se abrió una pequeña ventana del paraíso. Una de las páginas más dolorosas de la humanidad nos dejó un hermoso mensaje: que aun en la peor de las circunstancias, siempre podremos encontrar un momento para sonreír.

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El jesuita alemán Karl Rahner, escribió en algún momento de su vida: «Cuando decimos ‘es Navidad’ estamos diciendo: ‘Dios ha dicho al mundo su última, más profunda y hermosa Palabra hecha carne’ […] Y esta Palabra significa: os amo a ti, mundo, y a vosotros, seres humanos».

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En estos postreros momentos del año, quiero saludar a quienes me honran con su amistad y cariño. Espero no defraudarlos nunca y retribuir su afecto, en alguna medida. También quiero destacar, muy respetuosamente, las críticas de quienes me adversan: ese valioso aporte me ayuda a empinarme sobre mis debilidades. Como dijo Jesucristo: “Amar solo a quienes te aman, no tiene ningún sentido”. Quiero agradecer el apoyo de ambos grupos, a la vez que aprovecho para desearles una Feliz Navidad.

*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE

Noelalvarez10@gmail.com

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